-¡Oliver espera!
El chico al oírla se dio la vuelta con una deslumbrante
sonrisa, la cual le nubló la vista y la dejó sin respiración.
-Dime amm… es curioso pero aún no sé tu nombre – dijo sonriendo
aún más al darse cuenta de que estaba completamente colorada.
-Me llamo Cristina León, pero todo el mundo me conoce como Cris.
Oliver dio una paso hacia delante quedando
más cerca de ella, le sostuvo su mano y la beso atravesándola con su mirada.
Cris se sintió ligera y vulnerable y tuvo que respirar hondo varias veces para
recuperar el hilo de sus pensamientos. Una vez lo hizo dijo:
-¿Qué haces en la puerta de mi clase?
-Pensé que al salir de la mía vendrías
aquí así que tomé un atajo para llegar aquí antes que tú, quería volver a
verte.– sonrío tímidamente y algo avergonzado a juzgar por el rubor en sus
mejillas-Aunque si hubiera venido a la pata coja también habría llegado antes
que tú.
-Yo…esto...me entretuve un poco por el
camino y me encontré a mi hermano y…
-Shh no me des explicaciones, no las
necesito.- dijo Oliver poniendo el dedo índice sobre los delicados y ahora
secos labios de Cris.-
-¿Y por qué has cargado tú con la culpa de
nuestro retraso?
-¿Tú no sabes que la curiosidad mató al
gato, pequeña?
-Sí pero no importa, tienen siete vidas
¿recuerdas?
Oliver no pudo contener una carcajada y
dijo:
-Veo que no voy a conseguir escabullirme
de tus preguntas. Cargué yo con la culpa para echarte…para echaros una mano y
que no tuvierais problemas.
-No lo entiendo el porqué, no sé, no tiene
sentido proteger a una…a dos chicas que no conoces de nada.
-¿Tú nunca has tenido la sensación de que
conocías a alguien aunque nunca hayas hablado con ella? Tenía la necesidad de
protegerte
-Si…Gracias
-Bueno y cambiando de tema, ya que he sido
un buen chico y he aclarado todas tus dudas creo que merezco algo a cambio
-Si claro, por supuesto. Pídeme lo que
quieras.
-¿Sería mucho pedir que me dieras un
abrazo?
Al oír esto los ojos de Cris se
desorbitaron y su pulso volvió a acelerarse. Tenía la sensación de que sentir
eso se estaba convirtiendo en algo demasiado reiterado aquel día. Se
sorprendió mirando a la puerta de su clase, la cual estaba cerrada, y se dio
cuenta de que no sabía porque lo hizo. Tal vez esperaba ver a alguien saliendo por la ella.
Oliver también se percató y dijo:
-Llevas razón, si alguien saliera y nos
viera se tomaría una idea totalmente errónea. Lo siento por ponerte en este
compromiso.
-Oye, si me aceptas un consejo no te
dediques a la videncia porque, sinceramente, eres bastante malo. Deberías saber
que me da igual lo que la gente piense o diga sobre mí. Es mi vida y mientras
yo esté feliz con ella no haré caso a los demás.
Mientras decía esto se acercó
despacio al muchacho. Al quedar justo delante de él le miró a los ojos y sin
mediar palabra se fundieron en un intenso y dulce abrazo. Cris se sintió
segura, protegida, feliz. La puerta se abrió y Alex apareció. Su
rostro bronceado quedó completamente pálido y se aclaró la voz. Oliver intentó
separarse pero ella no quiso y se quedó abrazada a él.
-Cris, don Pablo me ha dicho que pases a
clase, quiere decirnos algo a todos antes de irnos y como siempre me toca a mí
avisarte.-Y se pasó dando un portazo-
-Tengo que irme. Muchísimas gracias, en
serio.
-Te echaré de menos. Hasta mañana.-le besó
la mejilla, se dio media vuelta y se fue sonriendo.
Cris apoyó la mano en el picaporte,
respiro hondo y pasó. Toda la clase se quedó mirándola, toda menos Alex, la
cual estaba con la cabeza sobre su mano, el codo apoyado en la mesa y con un
bolígrafo en la otra, parecía distraída y melancólica.
-Cristina, que conste que esto lo permito
porque es el primer día pero mañana nada de andar por los pasillos ¿de acuerdo?
-Si don Pablo, muchas gracias por ser tan
compresivo.
-Anda anda deja de hacerme la pelota y
siéntate que os tengo que informar de algunas cosas.
El tiempo se pasó rápido y antes de darse
cuenta estaba recogiendo su estuche y su cuaderno para irse a su casa. Cuando
salía por la puerta principal se encontró con Alex, la cual también salía, y se
fue con otra chica. Mientras las observaba vio que a ésta última se le caía
algo, lo cogió y paró para dárselo.
-Oye perdona pero se te ha caído esto.-y
le tendió la mano con el objeto (lo que parecía ser algún tipo de símbolo,
supuso que de algún collar o un llavero, no estaba muy segura)-.
-Gracias, en estos bolsillos no me cabe
nada, menos mal que no tengo que meter la cabeza ahí porque si no ya la habría
perdido.
-¿Ah, pero que aún tienes de eso?- dijo
Alex sonriendo abiertamente-.
-Nos ha salido graciosa la niña por lo que
se ve. Puedes llamarme Ashley.
-Un placer. Yo soy Cris.- y le tendió una
mano-.
-Por Dios eso es una saludo de tíos, dame
dos besos anda.- Al dárselos se dio cuenta de que olía a vainilla, lo cual le
agradó considerablemente.- ¿Te quieres venir con nosotras a dar una vuelta?
-No, Cris ya se iba a su casa ¿no es
así?-intervino Alex, que hasta entonces apenas había hecho acto de presencia en
aquella conversación-.
-Sí así es, tengo que irme. Pero otro día
seguro que voy contigo a dar una vuelta por ahí Ashley. Hasta
otro día.
-Adiós.-dijo despidiéndose mientras
agitaba enérgicamente el brazo. Cuando pensó que Cris ya no le oiría miró a Alex
y soltó.- ¡Cómo está el patio por aquí! El buen rollo se palpa en el ambiente.
-Deja tus ironías de lado durante un rato
si no quieres cabrearme.
Cris continuó avanzando y ya no podía
escuchar que más decían así que se puso la música y aligeró el paso, pues aún
le quedaba un rato para llegar a casa.
El resto del día pasó rápido y sin más
problemas. Dani no comentó nada de lo que ocurrió con Alex y todos charlaron
animadamente sobre todas las expectativas y esperanzas que tenían puestas en
aquel lugar.
Cómo no podía dormir se puso la música (a un
volumen más bajo de lo normal, pues no quería molestar a sus padres o a su
hermano) y se puso a hacer lo que de verdad necesitaba, pensar en aquel
ajetreado y agotador día. Aunque si un había un adjetivo que de verdad le
hiciera justicia era el de raro. Pensó en todo lo que le dijo Oliver, en el
momento en el que sus miradas se cruzaron, aquel abrazo y la sensación que a
ella le pareció de auténtica felicidad. Pero también recordó a Alex, su fuerte
carácter, sus enfrentamientos tan reiterados, el momento en el que podía haber
optado por no seguirle el juego delante de su hermano. Al final el sueño acabó
venciendo la batalla, apagó el reproductor de música y se dejó vencer por él.
CONTINUARÁ...
Fdo: GOAT
Fdo: GOAT
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