lunes, 2 de abril de 2012

DESTINO - CAP.1

Era un cálido día de verano y Cristina caminaba por una playa de California, la cual estaba poco transitada a esas horas, pues la gente debería estar comiendo. Ella era alta, con el pelo negro azabache que le llegaba por la mitad de la espalda y unos ojos azul cielo. El bikini blanco que llevaba resaltaba su tez tostada (la cual en invierno era algo más blanca) y con un pareo naranja atado a la cintura. Mientras paseaba sumida en sus pensamientos se chocó de bruces contra un chico algo más alto que ella, pelo rubio y unos preciosos ojos verdes de los cuales creyó enamorarse nada más verlos. Tenía la piel algo más morena que ella y se preguntó si la tendría así durante todo el año. Aunque estaba musculado no parecía ser uno de esos chicos adictos al gimnasio y a los esteroides. Vestía un pantalón a juego con sus ojos y una camiseta gris de tirantes.



El despertador la sobresaltó y la sacó de aquel sueño. Se sentó en la cama con cierta nostalgia recordando los días en aquellas playas que ahora había dejado atrás debido a los viajes de negocio de su padre y se preguntó si este sería ya el destino definitivo. Aunque aquella playa era la misma por la que tantas veces había paseado, no terminaba de encajar algo en aquel sueño; el muchacho con el que tropezó no lo había visto jamás, aun así tampoco le dio demasiada importancia pues ya apenas lo recordaba. Unos golpes en la puerta la sacaron de sus pensamientos. Era su madre que pasaba a despedirse de ella antes de irse al trabajo y a desearle suerte en su primer día de instituto (iba a empezar 1º de bachiller, por lo que estaba nerviosa ante las expectativas de este nuevo curso, sumado al hecho de ser nueva en el instituto, en la ciudad y casi en el país, pues aunque Cristina, o Cris como solía llamarle la gente, nació en España se mudaron cuando ella era aún muy pequeña por el trabajo de su padre y desde entonces no había hecho nada más que viajar de ciudad en ciudad y de país en país durante sus 16 años). Su madre le besó en la mejilla, le quitó el pintalabios que le dejó en esta y fue cerrando suavemente la puerta a su paso.

Cris se aseó  y vistió rápidamente, pues no quería llegar tarde, y bajó a desayunar. Una vez lo hizo saludó a su padre y a su hermano, el cual había cumplido hace unos días los 14. Cogió su mochila con un estuche y un cuaderno y se encaminó hacia la puerta, pero cuando se disponía a agarrar el picaporte para salir su padre la detuvo.

-¿Hija, quieres que te acerque al instituto en coche? Queda un poco lejos.

-No papá, tranquilo, voy bien de tiempo y me apetece caminar un poco y despejarme.

-¿Estás segura? A mí no me cuesta nada…

-Lo sé papá, gracias pero bastante tengo con compartir instituto con el mico de Dani como para compartir también mi espacio con él durante el trayecto hacia allí – se giró y le sacó la lengua a su hermano-.

-Yo también esperaba tener que verte nada más que en casa – Dijo Dani sonriendo-.

-Cristina, Dani, comportaos si no queréis que me enfade.

-Pero si estamos de broma – protestaron al unísono

- Me da igual, sabéis que no me gustan ese tipo de bromas y menos entre hermanos.

-Lo sentimos – volvieron a decir, pero esta vez Cris añadió – Me voy al insti. Pasar un buen día y si queréis algo estoy en el móvil. Os quiero.- Y salió de casa con paso ligero, (pues se le había hecho un poco tarde) y con la música a todo volumen.

Al llegar al salón de actos el director estaba iniciando las presentaciones de los profesores que los torturarían durante todo un largo curso. Tuvo que pedir a una chica que apartara su chaqueta y su mochila, pues era el único sitio que quedaba libre. La chica lo hizo a regañadientes y con lo que le pareció un fastidio considerable pero no sin antes mirarla de arriba a abajo y vislumbrar algo que podría haber sido una sonrisa (aunque no estaba muy segura de ello) en los labios de aquella muchacha, Cris ante su reacción puso los ojos en blanco y se sentó.

-Mmm... Lo siento por molestar…y gracias.

-No importa pero la próxima vez llega antes como todo el mundo.

-Eres algo borde tú ¿verdad?

-Tal vez, pero si no me hablaras no tendría que serlo.

Cris se cruzó de brazos y decidió ignorarla, ante eso la chica la miró y sonrió con una mezcla de dulzura y satisfacción en la cara. Ambas se pusieron a prestar más o menos atención hasta que empezaron a nombrar a los alumnos y a distribuirlos  en las distintas clases. A ella le toco en 1ºB y con un tutor que no parecía malo, su impresión es que  ya era mayor, aunque tenía un buen aspecto le rodeaba un aura de resignación,  seguridad y autoridad que hablaba por sí sola. Le siguieron hasta clase y una vez estuvieron dentro mandó a la chica del salón de actos, con la que le había tocado en clase (por lo visto de llamaba Alexandra, pero ésta le corrigió diciéndole que si lo prefería podía llamarle Alex ya que todo el mundo lo hacía) y a ella a avisar a unos cuantos alumnos de algunos formalismos de los cuales tendría que informar el profesor, el cual se sinceró diciendo que odiaba hacerlo y que por eso las mandaba a ellas.

Solo les faltaba por avisar a un alumno de 1ºD cuya clase estaba en la otra punta del centro.

-Mira Alexandra, Alex o cómo diablos te llames, te aseguro que me hace menos gracia a mí que a ti el tener que hacer esto contigo pero al menos podrías quitar esa cara que más bien parece que te has comido una patata agria o algo y te ha sentado mal.

-Lo que me sienta mal es tener que aguantar todo un año a una chica como tú y que encima no quieras separarte de mí.

-No lo hago por gusto, te lo aseguro

-Deja de asegurar tanto. Y por cierto, lo parece.

Cris le iba a contestar pero justo en ese momento llegaron al aula y Alex no le dio tiempo a que lo hiciera: llamó, pidió permiso y pasó. Cris, quien llevaba la lista dijo:

-Perdone, venimos de parte del profesor don Pablo. Querríamos informar al alumno Oliver García de algunas cosas.

-Si por supuesto, veo que el viejo Pablo ya se ha cansado de hacer de recadero –dijo la profesora con una amplia y cariñosa sonrisa- Adelante.

-Gracias. Veamos… ¿Quién es Oliver?

A lo cual el chico se levanto

-Yo soy Oliver, dime

El mundo pareció parase para Cris. Oliver era el chico de su sueño, pese a que esta mañana no lo recordaba demasiado bien no le cabía duda de que era él.

Alex, al ver que Cris se quedó en su mundo, decidió para sorpresa de ésta (cuando regresó al mundo real, claro) ayudarla informándole ella de que en ciertas asignaturas tendría que ir a su aula en vez de quedarse en la que se encontraba. Lo dijo con cierto tono de rabia y dejadez, bajo el punto de vista de Cris, pero pensó que sería algo normal en ella.

De camino a su clase iba pensando en voz alta sobre su sueño, “su chico” (como ella lo llamaba) y la coincidencia que era, no podía creérselo pero tampoco podía olvidar aquellos ojos verdes.

-¿Puedes dejar de hablar de ese chico, por favor? – dijo Alex, pero esta vez no lo dijo de forma desagradable si no  con cierta tristeza.

-¿Te he molestado?- dijo Cris al notar el tono y enterrando en hacha de guerra durante un momento-.

-Para nada, pero me aburres-dijo intentando disimular y armándose otra vez de toda esa frialdad.

-Pero tía tu estas mal de la cabeza ¿sabes?  Deberías mirártelo.

Con una gran agilidad empotró la espalda de Cris contra una pared, no con la suficiente fuerza como para hacerle daño pero si como para inmovilizarla. Quedaron cara a cara, no se había dado cuenta pero Alex era igual de alta que ella, con los ojos color miel en los cuales la tristeza que intentaba esconder con su actitud se veía claramente reflejada en ellos, un cabello también color miel pero algo más oscuro que sus ojos y un poco más largo que el de Cris. Era más fuerte que ella,  aunque eran igual de delgadas. A pesar de que Alex tenía un brazo contra el cuello de Cris, esta sabía que no le haría nada… ¿O sí?

CONTINUARÁ…

Fdo: GOAT

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