La historia de Randy Pausch fue contado en una conferencia en la universidad pero su difusión fue mayor por aparecer en The Oprah Winfrey Show,
con él comprendí lo materialistas e ingenuos que somos. Pasamos
nuestra vida exigiéndonos más de lo que podemos dar; nos exigimos para aprobar
a la primera, para sacar mejores notas, para tener el mayor número de matrículas
de honor posibles, para ganar todo el dinero que podamos, para que las cosas duren todo lo posible…pero eso no es disfrutar ni
vivir. Cuando estas postrado en una cama esperando a que la parca se lleve tu
último aliento de vitalidad no recuerdas la nota que sacaste en el último curso
de la carrera, cuanto te costó el coche que llevas años sin poder utilizar o las
veces que tuviste que repetir un examen. En esos momentos sólo importa que tus
hijos y nietos estén a tu lado, que sientas que has disfrutado todo lo que has
podido de este camino que llega a su fin en un mar de oscuridad. No deberíamos esperar
al final de nuestros días, o a que nos diagnostiquen una enfermedad terminal,
para darnos cuenta de todo esto. Si se ha suspendido una asignatura vamos a
poder tener la ocasión de recuperarla mil veces más pero si una sonrisa ve su
tiempo robado por una lágrima o un buen día por una mala cara, eso sí que no va
a volver a nosotros. Porque en este mundo lo único que no puede recuperar es el
tiempo y sólo lo vemos cuando el nuestro se ha acabado.
Por favor, sólo pensad qué es lo verdaderamente importante para vosotros ahora que estáis a tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario