Si en
aquel momento se parecían en algo Cris y Alex era en la palidez de sus rostros,
los ojos desorbitados y la abertura de sus bocas. Aunque la primera estaba algo
alejada podía escuchar la conversación que mantenían las otras dos chicas.
-¿Qué
acabas…? ¿Qué has…? ¿Por qué lo has…?
-Haber
para el carro y relájate primero. Respira hondo antes de preguntar nada, o al
menos antes de intentarlo porque visto lo visto no creo que en estas
condiciones puedas acabar ninguna frase.
-¿Qué
acabas de hacer? ¿Y por qué?
-Lo que
acabo de hacer creo que es obvio, te he besado. Y lo he hecho porque llevaba
mucho tiempo queriendo, deseando hacerlo.
-¿Desde
cuándo?
-Eso no
se sabe Alex. Sé que desde hace mucho tiempo, muchos años.
-Ashley
tía, nos conocemos desde el colegio. Yo creía que éramos amigas y ahora... no
sé qué ha pasado, ni que está pasando. Tampoco sé que ves en mí y…
Otro
beso interrumpió su monólogo. Esta vez no fue rápido ni precipitado si no
dulce, cálido y lleno de sentimientos, al menos por parte de Ashley. Alex se
alejó despacio pues no quería que la otra joven se sintiera rechazada. Mientras
lo hacía observó que Cris lo vio todo a pesar de que estaba algo escondida.
-Alex,
dime que tú has sentido algo y no volveré a hacerlo.
-Mira
Ashley, lo siento pero no me van las tías. Mejor vamos a otro lado, esta es una
conversación muy privada y aquí hasta las paredes oyen.
Se
alejaron hablando aunque Alex se giró una o dos veces por encima de su hombro
para mirar a Cris.
Oliver
tardó unos minutos más, lo que le vino bien para recuperar un poco su color
normal, cerrar la boca, la cual no se había dado cuenta de que la tenía
abierta, y recomponerse poco a poco. Cuando el chico llegó ya estaba casi
normal, tan sólo tenía el pulso algo acelerado y estaba nerviosa pero no sabía
a qué se debía todo eso. Tuvo que disculparse con él porque no se encontraba
bien y llamó a su padre para que la recogiera.
No pudo
ir al colegio ni salir de casa durante tres días, los cuales se le hicieron
interminables. El sábado ya estaba algo mejor y decidió salir a dar una vuelta.
Cuando regresó se tumbó en el sofá a ver la tele pero al rato llamaron a la
puerta y se levantó a abrir. Un espléndido y (como no) sonriente Oliver estaba
delante de ella.
-Me
tenías preocupada pequeña. ¿Cómo estás?
-Tranquilo,
ya estoy bien así que no te preocupes más.
-No
puedo evitarlo, eres mi pequeña y nunca podré dejar de preocuparme por ti
aunque quisiera.-Dijo Oliver mientras le acariciaba lenta y cariñosamente la
mejilla, como si fuera de cristal.-
-¿Por
qué no vamos a dar una vuelta para celebrar que ya estoy completamente
recuperada?
-Claro
pero con una condición.
-La que
sea, dime.
-¿Aceptas
mi condición sin que te la diga antes?
-Por
supuesto, lo que sea para que mi principito este completamente feliz.-Al decir eso
se acordó de lo que le dijo Alex en los baños el primer día y en clase a la
mañana siguiente (aunque lo dijo sólo para ella Cris sí que la escucho). Le
llamó “principito verde” y
dijo que era “su protector”. Pero
qué sabría ella, sólo es una tía borde y fría que la odiaba y que quiere
separarme de él para quedárselo, pensó.
-En ese
caso dame tu mano pues quiero ir cogida a ella todo el tiempo que dure el trayecto.
Se la
dio sin pensárselo dos veces y debía de reconocer que aquello le encantó.
Llevaba deseándolo consciente o inconscientemente desde tu tuvo el sueño y
desde el primer momento en el que sus miradas se cruzaron.
Durante
el paseo el paseo hablaron de temas algo superfluos pero a decir verdad no les
importaba de que tratara la conversación, lo que querían era estar juntos y así
era, así que ninguno de los dos necesitaba nada más. Cris al bajar la mirada
vio que seguían de la mano y a pesar de que no le sorprendió le hizo dudar, le
bajó de la nube en la que se encontraba hasta entonces y se paró en seco.
-¿Qué
pasa pequeña?
-¿Por
qué todo esto de decirme cosas bonitas, pedirme abrazos, regalarme rosas
blancas y todo lo demás? Es decir, me encanta pero no entiendo nada.
-Porque
me gustas, no, eso suena demasiado superficial. Porque te quiero. Porque me
enamoré de esos preciosos ojos azules desde el primer momento que los vi, de
los cuales no quiero separarme nunca más, porque desde entonces mi única ley ha
sido protegerte, y sólo he sido plenamente feliz cuando te sentía cerca,
en mis brazos.
Cris no
dijo nada entre otras cosas porque no sabía que decir, y aunque lo hubiera
sabido no le habría salido la voz. Se limitó a acercarse muy lentamente a él, a
esos labios que llevaba tanto tiempo queriendo besar. Y así lo hizo. Sintió una
explosión de sentimientos en su interior de los cuales no estaba demasiado
segura lo que significaban, pero de lo que estaba segura es de que se iba a
convertir en una adicta a ellos, podía sentirlo, e incluso habría vendido su
alma al diablo con tal de no separarse jamás, de que se detuviera el tiempo
para siempre y quedara eternamente entre sus brazos y sintiendo aquello.
Cuando
se alejaron lo único que ella pudo hacer susurrarle un te quiero al oído antes de volverle a besar.
Oliver se apartó de ella, se puso de rodillas, le tomó una mano entre las
suyas, le miró a los ojos y (no sin cierto dramatismo) dijo:
-¿Tú,
Cristina León, aceptarías a este humilde chaval como tu novio?
-Eso ni
se pregunta, pero levanta del suelo anda. ¿Sabes? Tú habrías encajado
perfectamente en el Romanticismo, eres tan exagerado y dramático como ellos.
-No te
lo niego, pero gracias a ello estas sonriendo mejor que nunca y tu brillo en
los ojos es espectacular, pareces otra.
-Creo
que mi brillo no es muy distinto del tuyo, los tienes encendidos como luceros.
-Aunque
no me puedes negar que son como unos preciosos luceros verdes.
-Cierto,
no puedo.
-Pero
los tuyos son como un precioso cielo despejado con un sol incandescente en
mitad de él.
-Pero
que tonto que eres…
-Un
tonto es el que dice o hace tonterías y yo la única tontería que hago y que jamás
dejaré de hacer es quererte.
-Menudo
donjuán estás hecho…
-Debería
llevarte a casa, se está haciendo tarde y no me gustaría que tuvieras problemas
con tus padres por mi culpa.
Durante
el trayecto a casa no dijeron gran cosa, en parte porque sus miradas lo decía
todo.
Durante
el domingo Cris solo pensaba en que llegara el lunes para verle a pesar de que
estuvo hablando un buen rato por teléfono con él.
El
lunes llegó un poco más tarde al instituto pues apenas había dormido pensando
en volver a verlo y al final se le pegaron un poco las sabanas, pero aunque ya
estaba casi toda la gente allí el profesor aún no. Cuando dejó la mochila en su
sitio Alex, la cual estaba en el sitio de detrás, levantó la cabeza, la
miró y la volvió a bajar hacia la mesa. Tenía una cara de llevar varios días
sin comer ni dormir demasiado.
De
pronto un brazo que venía desde atrás le tapo los ojos y aunque no vio quien
era su olor era inconfundible.
-Buenos
días princesa ¿Has dormido bien?
-Estaba
algo nerviosa y ansiosa por volver a verte pero no importa, así he podido
pensar en lo que pasó es sábado.
-¿Y qué
pasó el sábado? Ah sí, creo que ya lo recuerdo.-Y le besó, aunque esta vez fue
distinto. No sabía si era por la gente que les pudiera ver o porque sabía que
Alex lo haría. Y así fue, cuando se separaron Cris giró la cabeza para mirarla
de reojo y allí la vio, de pie y apoyada en la mesa, pálida como la cal e
intentando que la lagrima que tenía apunto de derramarse por su mejilla no lo
hiciera.
Apartó
la silla y salió por la puerta sin molestarse en recoger los libros ni llevarse
su mochila. Cuando Cris iba a ir tras ella Oliver le cogió del brazo.
-No
merece que te preocupes por ella. Te
odia.
Aquellas
palabras le dolieron en lo más profundo de su corazón.
-Mira
sólo voy a decírtelo una vez. Por mucho que seas mi principito no pienso
consentir que me digas que es lo que tengo o no tengo que hacer. Sé que me odia
y mis sentimientos por ella no son muy distintos pero me consta que es una
buena tía y no pienso dejar que esté mal por mi culpa y me importa una mierda si me odia o no. Ahora vete a tu clase
y déjame que haga lo correcto.
Una vez
dijo eso rodeó a Oliver, el cual se quedó pasmado ante lo que acababa de
escuchar y sobre todo por quién y cómo se lo dijo.
Cuando
Cris salió al pasillo no había ni rastro de Alex pero decidió ir al baño por si
estaba allí. No se equivocó en absoluto y se la encontró sentada en el suelo,
con las manos tapándose la cara. Al pasar cerró la puerta y echó el cerrojo, la
otra chica levantó la cabeza, se secó las lágrimas e hizo un esfuerzo por
calmarse.
-Lo
siento, yo…debería haber sido más considerada contigo sabiendo lo que sientes
por él.
- La
verdad es que me da igual si estáis juntos o separados, si os besáis u os
matáis, me dais igual vosotros.
-¿Entonces
qué te pasa?
-Deberías
ir a clase, vas a llegar tarde y tus padres se pueden cabrear mucho. Os podéis
mudar y aunque a mí no me importaría sé que tú no quieres eso. Además luego no
quiero que mi conciencia me torture.
-Ignoraba
que tuvieras de eso.
Justo
cuando Alex iba a contestarle de una forma no muy agradable vio que Cris estaba
sonriendo y se dio cuenta de que estaba de broma, ante eso no le quedó más
remedio que reír.
-Bueno
al menos he conseguido hacerte sonreír. No te preocupes porque no vaya a clase,
total, el profe ya debe de haber pasado así que ya me inventaré alguna excusa
para mis padres. Ahora dime porque tienes tan mala cara y porque estás así.
-Veras…
mi hermano tuvo un accidente el otro día, un coche lo arrolló mientras
conducía, el caso es que los pasajeros del otro automóvil están bien pero mi
hermano no. Está hospitalizado y lo han tenido que operar, el médico dice que
se está recuperando y que saldrá de ésta pero verlo tan mal me afectó mucho y
lo peor es que me di cuenta de que no tenía a nadie a quien acudir. Ashley está
fuera de la ciudad y aparte de ella no tengo a nadie más salvo a mis padres,
que bastante tenían ellos ya con lo suyo.
-Puedes
contar conmigo.
-Cris,
tú me odias y no te lo echo en cara pero…
-Tú
también me odias y me lo estás contando así que estamos en paz.
-Muchas
gracias, eres una buena chica y Oliver puede estar contento y orgulloso de
tenerte.
-No me
hables de Oliver por favor
-¿Qué
ha pasado?
-Nada,
ya te contaré otro día.
-Cómo
quieras y ahora vamos a clase, no quiero que te metas en problemas por ayudar a
una chica como yo.
La
única y quizás la mejor respuesta de Cris fue abrazarla tiernamente. Alex olía
a una mezcla de detergente y colonia, de los cuales no supo identificar
ninguno, pero mezclados el olor era algo dulzón y muy agradable. Cris por su
parte olía a detergente y a colonia pero con cierto toque a menta, el cual
también era muy agradable. El abrazo fue parecido al que se darían dos amigas
de toda la vida.
-Que
conste que cuando salgamos por la puerta ésta conversación jamás habrá tenido
lugar y todo volverá a ser como antes.-Dijo Alex.-
-Ni yo
me habría expresado mejor.-Afirmó Cris.-
Y ambas
salieron del baño con dirección a la clase.
CONTINUARÁ…
Fdo: GOAT