-¡Hey hola! Diría que es toda una sorpresa
encontrarme contigo a estas horas de la noche si no fuera porque estoy
usurpando tu cuarto.
A Cris le pareció un buen comienzo por lo
que decidió seguirle la corriente.
-No te preocupes si estoy acostumbrada a
que no te separes de mí y todo eso. Me usurpas mi cuarto, me secuestras en los
recreos, no te separas de mí en clase, duermes conmigo por la noche e incluso
por el día y encima cenas en mi salón.
-No sabía que era tuyo, lo juro. Pensaba
que eran tus padres los que pagaban la casa y que por eso era suyo.
-¡No te rías encima de mi hombre! Piénsalo
un poco, no te separas de mí.
-Más te gustaría a ti.
-Poniéndote a la defensiva tan sólo me das
la razón.
Alex guardó silencio ante eso y la miró
con ojos, aunque algo rojos por haber llorado, curiosos y penetrantes. Cris se
sentó al lado de ésta en la cama, sabía que no podía posponerlo más y no le
hizo falta abrir la boca para que la otra chica se diera cuenta de lo que
quería. Antes de explicarle nada le cogió las manos, ambas las tenían, algo
sudorosas y congeladas debido al nerviosismo que les removía y sacudía,
el cuerpo de arriba abajo.
-Supongo que pensaras que mi reacción es
algo exagerada e histérica, al igual que es resto de tu familia.
-Yo no lo pienso y mi familia tampoco creo
que lo haga pero aunque fuese así olvídate de eso ahora.
-Realmente no sé por dónde empezar, todo
es muy complicado.
Ante eso recibió una mirada de apoyo sincero
y un apretón de manos, lo cual le reconfortó levemente. Se paró un momento para
escoger las palabras adecuadas.
-Todo ocurrió un frio y muy lluvioso
jueves de diciembre. Puesto que la mañana siguiente tenía dos exámenes finales
me fui a la biblioteca con Ashley a estudiar. El trayecto era de una media hora
y aunque por el día esas calles eran muy transitadas por las noches estaban
desiertas así que mis padres mandaron a mi hermano a por mí porque yendo con él
no me pasaría nada. Eran las doce de la noche cuando…
-Sé que es un detalle tonto pero ¿cómo que
estaba abierta tan tarde?
-En realidad tiene sentido que la hagas.
Era una ciudad algo pequeña y ya que sólo hay esa biblioteca la mayoría
de los estudiantes iban allí durante la época de los exámenes finales por lo
que decidían cerrar algo más tarde con la condición de que haya bastante gente.
Por desgracia aquel día la había.
-Gracias, continúa por favor.
-Como te iba diciendo, eran las doce
cuando mi hermano se pasó a por nosotras, yo le convencí de que podía ir sola a
casa y ya que Ashley vivía a cinco minutos de allí la acompañara y que luego se
uniera a mí, que no me pasaría nada, él aceptó a regañadientes. La lluvia
aumentó y se añadieron rayos y truenos a ella. Iba caminando por una larga
calle cuando un rayo iluminó a un hombre en la otra punta. La visibilidad no
era demasiado buena pero me pareció que iba encorvado y que sujetaba una
botella en la mano. Intenté no darle demasiada importancia y continué andando
hacia su dirección.- Una lágrima que empezaba a acumularse amenazó con
derramarse.- Cuando estábamos más cerca el uno del otro él levanto la cabeza y
de repente me miró con una sonrisa que no sería capaz de describir, fue
en ese momento en el que me di cuenta de que iba más borracho que una cuba. Él
aceleró el paso y aunque intenté cambiarme de acera me perseguía, cuando lo
tuve delante su olor a alcohol a tabaco y a un olor que debía ser de alguna
clase de droga me hizo darme cuenta de la gravedad de la situación. Solamente
le hizo falta un “Hola guapa, ¿quieres pasar un buen rato conmigo?” para darme
cuenta de lo que planeaba. Las piernas no me respondían, otro rayo iluminó su
cara, su sonrisa malévola y fue el trueno que le siguió lo que me hizo poder
retroceder, aunque de poco sirvió. En dos grandes pasos me alcanzó y con ansia
me desabrochó la cremallera del abrigo mientras yo forcejeaba pese a saber que
no me serviría de nada. No era un hombre corpulento para nada, de hecho era muy
delgado calvo por la parte de arriba pero con el pelo ondulado y gris que le
caía por los hombros. Recuerdo su camiseta de negra y corta pese al frio que
hacía. De un empujón me tiro al suelo, me quitó el jersey y de un tirón me
desabrochó la camisa.-Estaba llorando y ahora más que hablar sollozaba.-Se puso
encima de mí y…
-¿Te violó? Hijo de puta.
-No, por suerte no lo hizo, Ashley tuvo un
presentimiento y ambos vinieron corriendo a mi encuentro y pudieron salvarme.
Tuvo que sujetar a mi hermano para que no lo matara allí mismo, Llamaron a la
policía una vez pudo casi tranquilizarlo.
-¿Y qué pasó con él?
-Lo detuvieron durante lo que debieron ser
unos años, pero luego fueron menos. Ese año estuve tan traumatizada que no me
atrevía a salir sola a la calle por lo que perdí un año de instituto y cuando
empecé a mejorar vi en un periódico que por buena conducta lo había soltado y
que todo lo que había tomado en cierto modo fue algún tipo de atenuante en su
condena. Yo volví a recaer y mis padres decidieron que lo mejor sería mudarnos.
Por eso hoy estoy aquí y por eso a pesar de tener un año más que tú estoy en tu
mismo curso. Me separan más de cuatrocientos kilómetros y más de un año de
aquello pero aun así hoy sigo soñando con aquella sonrisa, sigo teniendo pánico
de aquella noche y de la posibilidad de que pueda volver a repetirse.
-Te juro que jamás volverá a pasarte algo
así, no mientras esté aquí.- Cris la abrazó pues no sabía que podía decir y no
se le daban demasiado bien esas cosas. Al hacerlo Alex comenzó a llorar con más
intensidad en su hombro por lo que dejó que se desahogara mientras le
acariciaba el pelo e intentaba calmarla. Poco a poco lo hizo y se tumbaron en
la cama aún abrazadas. Aunque ya no lloraba seguía temblando. Así se quedaron
dormidas.
Alex se despertó, como siempre, la primera
con la luz del alba y observó a Cris dormir, sólo que ese día no se conformó
con mirarla y la besó. Pensó que Cris estaba dormida y que no se enteraría,
pero se equivocaba.
CONTINUARÁ...
Fdo: GOAT
No hay comentarios:
Publicar un comentario