domingo, 3 de julio de 2016

El retrato de tu nombre.

Debo decir que tus zapatillas pegan poco con tu estilo y por ello me gustan, me transmiten que no eres una chica de patrones establecidos.
Tus gafas de sol, por el contrario, no me gustan nada, no por una cuestión estética, no me malinterpretes por favor, pero me impiden ver tus ojos, su color y su forma perfectamente delineada. 
Envidio la comida que se posa en tus labios para después adentrarse en tu boca y formar parte de ti (ojalá yo pudiera)
Siempre llegas y te vas de la misma manera, con un cigarro entre los dedos y tu largo y oscuro cabello recogido en una coleta con tantas ondas como el mar en plena tempestad. Te propongo un trato, sujeta mi mano en lugar de esa nociva droga y permíteme deslizar la yema de mis dedos por tus olas castañas al menos una vez.

Tus brazos, fuertes, femeninos y tatuados con una tinta que me gustaría poder rozar cada día, incluso me conformo con mirarla de lejos, furtivamente, como estaría haciendo en este mismo momento si si esa sudadera negra no los tapase. Pero no me molesta, te sienta realmente bien. Ese color favorece a tus uñas que terminan de culminar la obra maestra que son tus manos. De ellas me gusta hasta la firmeza y delicadeza con la que sujetas tu teléfono. Ójala yo estuviese entre tus conversaciones recientes. 
Tus piernas, al igual que tu torso, son increíbles. Todo tu ser parece serlo. 
Te mueves educada y respetuosamente, no prestas atención a nada que no sea a las letras que en su origen Asa Larsson escribió. A riesgo de repetirme, adoro como cae tu pelo alborotado por tu cara como una cascada.
Tu sonrisa es la escultura más bonita, digna de decorar cualquier rincón del Vaticano, de alumbrar una feria de Sevilla o de alegrar yunas entrañas tan vacías como las mías.

Poco más me queda ya por decirte.

Desearía poder comenzar sabiendo tu nombre para después conocer tu historia y aprenderme uno a uno tus lunares.


"Kinda weird"

Goat.


No hay comentarios:

Publicar un comentario