miércoles, 13 de enero de 2016

FEMINISMO

FEMINISMO. Así, con mayúsculas. Las mujeres tenemos que soportar que nos llamen "feminazis" o "hembristas" por querer defender nuestros derechos. Pues bien, todos aquellos incultos que no sepan lo que es ser feminista que presten atención: el Feminismo es la defensa de los derechos de la mujer con el objetivo de equipararlos a los de los hombres. A diferencia del machismo, este movimiento lo único que promueve es la igualdad entre sexos. El problema se plantea cuando los machistas (y las machistas) redomados ven peligrar su superioridad ante las mujeres, creyendo que estas cuestionan su valía como machos alfa.
Pero para mí lo que es más triste es que este movimiento se esta convirtiendo en una moda. No vale sólo con decir que eres feminista sino que tienes que demostrarlo, de boquilla se puede ser todo lo que queramos. Hay muchas chicas jóvenes que defienden contra viento y marea a los hombres mientras critican constante a las mujeres. Hay que ser consecuentes, si un acto nos parece denigrante hacia las personas lo es siempre, no hay diferencia de que género sea el autor de dicha conducta. 

Ayer leí una noticia del 2013 en la que se hablaba del sexismo que existía en Google, el cual ya no deja de ser un claro ejemplo de la mentalidad retrograda y cavernícola que reina en la sociedad. En ella se comentan los resultados de un sencillo experimento que consistía en poner la frase "Las mujeres son..." o "Las mujeres deben..." para analizar que es lo que gente piensa de nosotras.
A mí se me ocurrió actualizar dichos datos y probé poniendo esas mismas palabras. Las búsquedas habían cambiado pero la esencia de éstas no, y por tanto tampoco mi indignación. Podéis corroborarlo vosotros también pero os advierto de que os va a sentar mal, muy mal.
Con "Las mujeres son..." podemos ver cosas como "son tontas", "son interesadas" o "son raras". 
Al buscar la segunda los resultados son sencillamente escandolosos: "Las mujeres deben..."
  •     Depilarse el vello púbico
  •        Vestirse decorosamente
  •        Buscar a los hombres
  •     Oler a perfume
  •     Quedarse en casa


Y la peor “Las mujeres deben ser alfombras donde la gente [los hombres] puedan pisotear”. No se da mucha importancia a estos indicadores pero demuestran que el machismo está a la orden del día y cada vez más jóvenes piensan de esta manera también.
El hecho de valorar la capacidad y la importancia de un sexo por encima de la de otro no deja de ser otro tipo de violencia, una que acaba siendo asumida por toda la población y se generaliza de tal manera que las mujeres se sienten minusvaloradas desde el momento en el que vienen al mundo.

Puede que parezca una tontería pero esto es lo que piensa la sociedad de nosotras. Cambiemos esto por favor, no somos alfombras, podemos ir como queramos y valemos demasiado como para ir detrás de nadie. No dejemos que el feminismo sea una moda, no digamos somos feministas, simplemente SEAMOS feministas.

Sonríe.
Goat.

lunes, 4 de enero de 2016

Corre.

Corre. Corre y no pares ni un segundo. El desierto en el que te mueves no se recorre en una hora, ni en dos días, ni en tres años.
Corre. No dejes que la cálida arena queme tus débiles y mullidos pies. La falta de agua te provoca alucinaciones que jamás pensaste que podías sufrir.
Corre. Que las arenas movedizas no te traguen, de estas no podrían salir ni Indiana Jones ni Han Solo con la ayuda de Chewabacca. Una vez que te absorben estarás metido para siempre así que ¡sal!

Corre. Corre porque es de cobardes y tu llevas toda tu vida huyendo de todo. Sufriendo para no sufrir.
Corre porque la larga travesía sobre el ardiente sol de tu vida te quemará y esas heridas te dolerán y así crecerás. Porque sólo se aprende de lo que te mata, por dentro o por fuera.
Corre para no pensar, para no vivir, para no clavarte las púas de los cactus que forman una barrera delante de ti. Sabes que te pincharás. Lo sabes.

Corre. Sal ya porque una vez que lo hagas sabrás que no tienes lugar de destino, no tienes un sitio al que llegar, no tienes nada, sólo los kilómetros que tus piernas, o tu mente, hayan recorrido incesantemente.