sábado, 2 de mayo de 2015

Miles de los nuestros.

Una de las peores maneras de empezar un día es con una mala noticia, el lunes comenzamos con casi 4000 a la vez, la suma total de las víctimas de esa semana en el Mediterráneo más las del terremoto de Nepal que se habían contado hasta ese momento y que tras una semana nos encontramos con una posible cifra de 15.000 fallecidos. Si en ambas miles de personas han perdido la vida, ¿por qué a una se le da mayor importancia? ¿Acaso una vida sólo cobra importancia cuando se la lleva una tragedia natural? ¿O quizás es peor que 50 hombres quiten la vida al mismo número de mujeres atormentándolas pero es irrelevante que multitud de gobiernos torturen hasta dejar morir a miles de personas en ese mismo periodo de tiempo? No, la tiranía de esos maltratadores es exactamente la misma que la de esos gobernantes ya que se ensañan contra las víctimas más débiles mientras alaban las decisiones de sus superiores y luego se hacen los ofendidos cuando se les señala con el dedo y se les dicen las verdades a la cara. Está claro que una persona que es capaz de tratar a seres humanos es una persona con cuerpo pero sin alma, conciencia, entrañas ni corazón. Completamente vacía.

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