miércoles, 24 de febrero de 2016

Como quien odia amando

Te quiero pero te odio
te odio porque te quiero
y si tuviera que escoger entre las dos
elegiría al odio
porque de ahí al amor sólo hay un paso.
Así que te invito a dar un paseo,
a recorrer las millas de mi cuerpo con tus dedos
porque nunca fuimos de las que van de más a menos
y aun así echo de menos tus manos y tu voz,
ojalá pudiera echarlo hoy de más.
Por eso yo te llevo,
alquilaré un autobús de camuflaje
Para perdernos en el bosque de tu pelo
y hacer que no tiembles de miedo,
esta vez no, amor,
porque el único precipicio que existe es el de tus labios
y yo en él hace tiempo que caí.

Quiero que me corte la respiración el rio de tus ojos,
esos que de felicidad se desbordan
cada vez que una palabra adornada sale de mi boca
alimentada por la sonrisa que se esconde dentro de esa alforja
recubierta de la piel de tus sentimientos,
los cuales comienzan a sangrar.

Yo no quería esto,
no quería, amor.
Pero ahora sólo se escucha mi clamor
cuando veo un castillo y no es el tuyo,
no es aquel perdido
entre el follaje de un campo sin flor.

Así que vente,
vente y ya veremos,
porque el odio inunda mi pecho cada vez que estás lejos,
al no poder amarte así,
de la manera de la que día tras día espero.

Goat.

lunes, 8 de febrero de 2016

Mis raíces

Un correo no me parecía suficiente para decir todo lo que tengo en la cabeza. Llevo mucho tiempo pensando en cómo expresarlo pero desde que os vi supe que tenía que hacerlo.
Entre las cuatro paredes entre las que vosotros trabajáis he pasado, sin duda, los mejores y peores años de mi inexperta vida. Habéis aguantado mis días bueno y malos, mi rebeldía fruto de la etapa en la que me encontraba, mis malas contestaciones y mis subidas y bajadas. Cada uno de vosotros sois imprescindibles para contar una parte, quizás pequeña pero muy importante, de mi vida. Es por ello que me niego a que os quedéis en el olvido, atrapados entre las hojas de unos libros usados e impregnados de miedos, ilusiones, desgana y momentos irrepetibles. Normalmente vosotros sois los encargados de motivar a las nuevas generaciones pero hoy me gustaría tener ese privilegio con vosotros.
En una clase de informática comenzó este blog, una aventura que me ha traído mucho esfuerzo, muchas alegrías y muchas desilusiones también pero sé que si no lo hubiese hecho como un trabajo de la asignatura esto posiblemente nunca habría empezado. Me conoces desde el primer año de la ESO y tú mejor que nadie sabe lo insegura, miedosa y negativa que soy pero siempre me ha guardado el secreto y ha confiado en mí, pidiéndome más porque sabía que tenía la capacidad para responderle, porque sabía que necesitaba ganar esa seguridad en mí. Me acuerdo tanto de ti cuando me doy cuenta de cómo he cambiado en ese sentido, sé que estarías orgulloso de mí. La dirección del instituto está en buenas manos, lo sé.
Qué puedo decir de mis queridas clases de inglés. Entre nosotros, creo que eran mis favoritas porque casi nunca hacía nada. Recuerdo con mucho cariño a mi profesor de primero y la de segundo, que era (es) mística como ella sola, me descubrió una parte de mí que hasta el momento yo ignoraba. Pero mi profesora favorita siempre será la que más tiempo ha tenido que aguantar que fuese a mi bola para que luego sacase buenas notas. Lo que me habré reído contigo mi pequeña profe, no pierdas esa paciencia que tanto te caracteriza.
El siempre mítico Jefe de Estudios y profesor de música. Debo confesar que desde tus clases nunca he vuelto a escuchar un canto gregoriano, lo admito, pero me aprendí bien sus características. Reconozco que nunca en mi vida había hecho tantos exámenes en un solo trimestre pero también es cierto que nunca había aprobado tantos seguidos. Sea como fuere tus horas han sido de las mejores y es imposible que tus alumnos no te cojan un cariño especial.
Mis queridas profesoras de matemáticas a las que traía por el camino de la amargura con mis eternos suspensos. Sin la ayuda de algunas de vosotras no habría conseguido adquirir según qué conocimientos.
Tan sólo tuve dos de biología para anda que no he hablado (y disfrutado) en vuestras clases. Hay poco que no haya dicho ya y que no se os aplique a vosotros. Habéis hecho que comprenda mejor el mundo y su funcionamiento desde un punto de vista más científico pero también más humano poníais piel en la asignatura. No olvidaré una famosa frase de mi profesora, gracias a la que me di cuenta de que lo que estábamos aprendiendo en ese momento fuese de la materia que fuese no era para un simple examen sino que debería acompañarme durante el resto de mi vida y desde entonces comencé a tomarme más en serio todo aquello que marcaba con “no entra”. Ese uno de los mejores y más útiles consejos que he recibido nunca.
Gracias a las profesoras de lengua que ayudaron a incrementar mi amor hacia la lengua y en especial a la literatura. Vosotras (junto con el único hombre)  también formáis parte de cada letra que escribo porque en cierto modo vosotras me enseñasteis a formarla.
También me gustaría recordar a aquellos que ya no están, bien por jubilación o por otros motivos. Espero que allá donde estéis sepáis que no nos olvidamos de vosotros. Rosa, hiciste un gran trabajo con la fundación del centro, por decirlo de alguna manera quizá un poco poética. Ambas lo dejamos el mismo año y ambas lo recordaremos por siempre.

Permíteme que para hablar de ti utilice un párrafo aparte pero no puedo tratarte sólo como una profesora, para mí eres como una amiga. Empecé a escribir bastantes años antes de conocerte pero fue gracias a ti por quien comencé a valorar mis escritos de verdad. Aprovechas cada mínima ocasión que tienes para interesarte por cómo lo llevo o por cómo estoy e intentas que no lo deje. Aunque no lo creas tus palabras inspiran mucho más de lo que crees.
Una de las cosas que más admiro de ti es el brillo en los ojos y la sonrisa que permanentemente está instalada en tu rostro. Tan sólo un año te bastó para conquistarme y acabé enamorándome de ti, no en un sentido amoroso sino de todas las maneras posibles de las que una alumna puede enamorarse de su profesora, una pupila de su mentora. No eres consciente de todo lo que has hecho por mí pero necesito darte las gracias una vez más. Ojalá no vuelva a sacudir tu vida ningún sinsabor más y si es así yo intentaré estar aquí humildemente para lo que puedas necesitar y sobre todo no dejes que tu luz se apague nunca.

Sé que no es mucho pero es mi pequeño homenaje a todos aquellos que me habéis ayudado y enseñado cosas que no vienen en los libros, que muchas veces es lo realmente importante. Puede que a veces no lo parezca pero os tenemos más estima de la que parece y no os desaniméis porque vuestro trabajo realmente cuenta y espero que os quede claro al término de este modesto texto, pues ese es su único propósito. Vosotros sois mis profesores, los de verdad, los que te marcan de por vida y aunque yo sólo sea una alumna más sentía la necesidad de que supierais que me habéis cambiado gran parte de la concepción de la educación y me gustaría tener un poco de todos vosotros cuando sea una Educadora.

Gracias por ser mis profesores. Os quiero.


María Díaz