lunes, 8 de julio de 2013

CASUALIDAD CAP.2

Necesitaba analizar todo aquello.
Pegué un salto de la cama y con casi tanta velocidad como sigilo me planté en la puerta de mi habitación. Cuando fui a abrirla escuche a mi madre hablar con un hombre, parecía ir bastante ebrio, parecía… ¿mi padre?
Mi padre acababa de llegar a casa y a juzgar por el tono de ambos daba la sensación de que se había bebido hasta el agua de los floreros. Dio una voz y mi madre lo mandó callar diciéndole que me iba a despertar - lo siento mamá, algo tarde - . Me metí en la cama, me hice un ovillo y empecé a temblar pero me negué a llorar esa noche, me prometí que las cosas cambiarían, me sentía fuerte y, por primera vez desde que llegamos, no me sentía sola. Tenía a PJ y a las chicas. Los acababa de conocer hace tan sólo unas horas pero sabía que estarían conmigo.
EL móvil comenzó a vibrar y lo cogí antes de que mis padres lo oyeran. Era Cris. Creo que no era muy buena señal.

-Hola Cris, ¿estás bien o ha pasado algo?

-Tranquila, por aquí todo está bien. ¿Te he despertado? – Por detrás se oyó a Alex decir “Cariño mira qué hora es, como para no despertarla”

-En verdad aún no me había dormido todavía. Bueno sí pero me han despertado.

-Ves Alex, te dije que pasaba algo

-No me malinterpretes pero si todo está bien ¿para qué me llamas?

-Tuve una pesadilla en la que te pasaba algo y quería saber cómo estabas.

-¡Súper Cris al rescate! Tananataná – Rió Alex

-¡Pava! Ni medio dormida puedes dejar de hacer el tonto

Debía reconocer que me hacían gracia, eran una pareja curiosa sin duda.

-En verdad todo todo no está bien. Me ha despertado mi padre, acaba de llegar a casa. Borracho.

-Vaya lo siento Aroa, no sé qué decir.

-Tranquila no importa, todo está bien. En verdad no sé por qué os lo he dicho

-Porque si nos llegamos a enterar después te habría matado

-Te habríamos matado – Le corrigió Cris – Dime, ¿tienes sueño?

-Ninguno. ¿Por qué?

-Porque te vamos a secuestrar vía telefónica. Me…nos quedaremos hablando contigo hasta que caigas rendida.

Le conté con detalles toda mi vida en los últimos meses, desde que vinimos aquí, aunque claro, tampoco había mucho que contar, y ellas me contaron sus historias antes de conocerse ,y también algo después, pero no quisieron entrar mucho en algunos temas y yo tampoco quise preguntar mucho, no quería parecer indiscreta. Quedamos para la tarde siguiente puesto que por la mañana estaríamos durmiendo.
Me hicieron reír, me relajaron. El simple hecho de sentir oír sus voces tenía el mismo efecto que escuchar la canción más relajante de mi reproductor de música multiplicada, al menos, por tres.

* * *

Desperté desubicada, no sabía dónde estaba ni qué hora sería. Me incorporé y vi mi móvil en mitad de la cama, lo habían hecho, se habían quedado hablando conmigo hasta que me dormí. Me sentía feliz, afortunada pero también culpable porque se desvelaran por mí. Al ir a mirar la hora, eran la una, me di cuenta de que tenía un mensaje de Cristina que decía:

“Dulces sueños. Descansa que te lo has ganado y además mañana te toca aguantarnos a los tres. Nosotros avisamos a PJ, no te preocupes. Me ha encantado poder hablar contigo de forma tan cercana, eres un sol. Hasta dentro de un rato y tranquila, TODO va a ir bien.”

Me lo mandó por la noche, cuando me dormí. Debía decir que me encantaba aquella situación, aquella sensación de sentirme protegida. Eran increíbles. Era la primera vez que de verdad sentía que todo iba a salir bien, pasara lo que pasara, por el simple hecho de saber que ellos estarían conmigo.
Me aseé, me vestí y me puse la música para recoger la casa y hacerme la comida, la puse fuerte pero esta vez no fue para no pensar y olvidar mis problemas sino para disfrutar cada bajo y cada tambor, cada grave y cada agudo, cada tono, cada letra, cada sensación que transmitían.
Mientras comía puse las noticias, el canal regional, en busca de una noticia en concreto y allí estaba aquella extraña mujer, bueno ella no sino su foto. La policía mandó una orden de busca y captura para encerrarla de nuevo en el sanatorio de donde había escapado.
Sin quererlo rememoré el día que me la encontré o, para decirlo con más propiedad, cuando me encontró. A decir verdad no era algo que me asustase, ya conocía toda la historia, sabía que no me iba a pasar nada porque tarde o temprano suelo salir de las peores situaciones casi con un final feliz pero al ver que el asunto parecía grave, que hasta la policía le buscaba, me empecé a preocupar por las chicas, ambas reunían todas las condiciones y quizás sin pretenderlo yo podría llevarla hasta ellas. Debía prevenirles cuanto antes, cuando aún pueda controlar la situación y no fuese ella quien me manejase a mí. Esto iba en serio.
Terminé de comer e hice el mismo ritual de siempre, me tumbé, vi las noticias y el inicio de una serie la cual no estaba mal pero que no podía ver hoy pues tenía que vestirme y arreglarme.

No llovía ni tenía pinta de hacerlo, no había ni una nube en el cielo, hacía un poco de fresco aunque no importaba, necesitaba que me diese el sol por lo que me puse los piratas blancos, mis favoritos junto con los negros, y una camiseta de media manga, me taparía algo más si hacía falta, aún así cogí una chaqueta por si acaso. Cuando iba a salir sonó el teléfono de casa, que racha llevaba, iba a hablar más por teléfono en dos días que en tres meses.

- ¿Dígame?

- Aroa hija, soy mamá.

- Ya lo veo, si alguien que no fueras tu me llamase hija sería un poco preocupante.

- Nos ha salido payasita la niña oye.

- No lo dudes - dije riéndome - ¿Querías algo?

- Nada en especial, ver como llevabas el día.

- Bien ya sabes, como siempre. Me has pillado saliendo. ¿Tú como lo llevas?

- Supongo que también como siempre. ¿Has quedado hoy?

- Sí, quedé con las chicas, ellas avisarían a PJ.

- Que raro, no me dijiste nada en la cena.

- Claro porque fue an…antes de acostarme, me mandaron un mensaje.

- Ah bueno pues te dejo, pásatelo bien mi niña.

- Gracias mamá. Pasa bien lo que te queda de día. Te quiero.

- Te quiero.

Como siempre me quedé pegada al teléfono hasta que empezó a comunicar como señal de que en la otra línea habían colgado.
¡Tonta, tonta y tonta de mí! Por casi le confieso que anoche me despertó papa con su triunfal entrada a casa. Bastante tendrá ella con aguantarlo borracho, con aguantar todo lo que está pasando, todo lo que les está pasando como para que encima se preocupe por lo que yo sé, escuche o vea. Ambas estábamos juntas en este barco y la única forma de ayudarla era no dándole preocupaciones ni problemas, cuidando de su cabecita loca, distrayéndola y haciéndola reír, como ella había dicho, ser una auténtica payasa.
En fin, debía salir ya y me quedaba un camino largo hasta llegar al banco del parque.

* * *

A pesar de llegar cinco minutos tarde no había nadie allí, algo que me extrañó. Me apoyé en el respaldo del banco dispuesta a esperarles cuando de pronto sentí algo a mi espalda, me fui a girar cuando unas manos me rodearon la cintura y el acto reflejo fue mirarlas. Eran unas manos más pequeñas que las mías, sin duda de una chica, finas y con las uñas pintadas de negro. Esas manos, ese olor dulzón, esa reacción y esa espontaneidad sólo podían ser de una persona, por eso me sorprendió tanto, al darme la vuelta para devolverle el abrazo en condiciones, ver que era Alex y no Cris la que estaba conmigo.

-Guau Alex…vaya…guau.

-En Halloween vístete de perrito, está claro que  lo imitas bien, “guau, guau” – Dijo Alex sonriendo, la cual me contagió su sonrisa.

-Perdón, no te ofendas pero me ha sorprendido el abrazo.

-El abrazo no, que te lo haya dado yo sí.

-Ambas. –Dije yo dudando un poco.

Se empezó a reír de forma no-cuela-lo-que-dices y añadió:

-No te lo haré más si te vas a quedar tan petrificada que no te vas a dignar ni a devolvérmelo.

-¿Qué? Oh, perdona.

-¿Te das cuenta de que no dejas de pedir perdón?

-Ya, esto…lo siento.

-¡Ves! Deja de disculparte, no has hecho nada malo. Bueno, no has hecho nada, literalmente. –Carraspeó y se cruzó de brazos dramáticamente.

-Ven aquí anda, tonta.

La abracé pero por lo visto quería meterse conmigo un rato más.

-No no, si no quieres no me lo des, no quiero obligarte a hacer algo que no quieras.

Me separé un poco para mirarle a la cara mientras hablaba con ella

-¡Eh! Lo hago porque quiero y me apetece. Además, aún no te he agradecido lo de anoche.

-No hay nada que agradecer, nos vale con que estés bien.

Ante eso no me dejo otra opción que no fuera abrazarla, fuerte, porque, ¿qué más iba a decirle? todo aquello era demasiado. Ella me lo devolvió aún más fuerte y me hizo sentir protegida ante todo.

-Vaya vaya, me voy a tener que poner celosa y seria con vosotras. Menudo libertinaje.

-Cris perd…

Alex me interrumpió sin dejarme acabar la frase.

-Nada de perdones ya te lo he dicho. No te pongas celosa, simplemente ella me da algo que tu no. Lo siento.

-¿Sí? Pues tendremos que dejarlo entonces. Vete con ella.

-Oye Cris que no estábamos haciendo nada, solo le agradecía lo de anoche, iba a dártelas a ti también cuando vinieras. Gracias.

-No te justifiques Aroa, que piense lo que quiera, soy libre y si lo deja por algo así será que no quiere estar conmigo.

-Pues mira a lo mejor si es eso.

-Bien.

-Vale.

-Perfecto.

-A ver chicas, parad. Es una tontería por lo que estáis discutiendo y además, a mí no me gustan las chicas. Mirad, si voy a causar problemas entre las dos será mejor que me vaya.

Me di la vuelta para irme cuando ambas me cogieron de los brazos, el contacto con sus manos fue casi fatal, no me hicieron daño físico pero odiaba la idea de que les causaba problemas, eran tan buenas y sin embargo yo les había desbaratado todo. Me dieron la vuelta, me miraron, se miraron, me miraron y se empezaron a reír sin  poder parar. Cuando se hubieron recompuesto un poco Cris dijo que no hacían falta las gracias pero que si quería podía darle otro abrazo a ella a lo que accedí pero poniendo una condición:

 -No más bromas pesadas.

-Era una novatada, le hicimos la misma a PJ cuando las conoció y empezamos a llevarnos bien pero la reacción de él fue algo distinta. Lo siento si te ha molestado o si nos hemos pasado pero cuando estés triste o decaída recuérdala, te hará sentir mejor y más cerca de nosotras, aunque te entren ganas de matarnos.

Ésta vez Cris de dirigió a Alex.

-¿Cómo que ella te da algo que yo no, señorita? – Intentaba ponerse en plan dramática pero a decir verdad estaba riéndose casi a carcajadas por lo que no parecía muy convincente.

-Pues lo que oyes pequeña.

Dudo que alguien te de esto.

Cris la besó. Ambas se fundieron en un beso lento, tierno. Quería apartar la mirada pero no podía, era una de las escenas más bonitas que había visto en mi vida. Se notaba el amor entre ellas, pero el amor de verdad, no ese que hay ahora y que dura dos semanas, ese que perdura a pesar de los sinsabores, las peleas, los problemas, la gente, ese que no hace falta decirlo porque se ve de lejos con tan sólo contemplar sus movimientos, sus miradas y escuchar sus voces. Ambas cambiaban si les faltaba la otra. Eran vivas, alegres y con energía pero en gran parte era porque estaban juntas, por separado lo eran, claro que lo eran solo que algo menos, eran algo así como un pack, se complementan a la perfección, se daban lo que necesitaban en todo momento. Era algo obvio que estaban echas la una para la otra.

-¿Acaso puede darte esto todo el mundo?

-Sí, cualquiera puede darme un beso, cualquiera que le deje claro.

-¿Entonces?

-¿Entonces qué?

-¿Entonces por qué me elegiste a mí?

-No te elegí yo, te eligió mi corazón porque lo cautivaste la primera vez que te vi en aquel salón de actos, tan inocente, eras tan correcta, tan expresiva, tan verdadera, tan real, tan perfecta. Porque un beso sin más puede dármelo cualquiera pero tú me lo das con todos los extras. Tú consigues con un beso  que sienta que soy feliz aunque mi día haya sido el peor, haces que sienta mil mariposas en el estómago, me haces temblar de arriba abajo, haces que mi sonrisa más verdadera sea cuando estoy contigo y cuando más cerca estoy de ti, que sonría sin saber el motivo concreto porque el motivo abstracto eres tú. Consigues que me guste cada palabra, cada mirada, cada gesto por pequeño que sea, aunque ni tú te des cuenta de ellos. Entonces un beso puede dármelo cualquiera pero que me hagan sentir que voy con los pies en el suelo mientras me vivo en el cielo sintiendo que mi vida es perfecta pese a que todo va  de mal en peor, eso sólo puedes conseguirlo tú pequeña.
Eso había sido lo más bonito que había escuchado en mucho tiempo, y lo más sincero también. Casi podía compararse con Bécquer o Shakespeare, no en la forma pero si en el contenido, era maravilloso.

La magia se rompió al ver a PJ corriendo hacia nosotras, yo pensaba que llegaba tarde y por eso corría tan sofocado, hasta que vi su cara casi tan desencajada como la de las chicas. Como de costumbre las cosas volvían a ir mal e intuía el por qué. La mujer. 

CONTINUARÁ.

By: GOAT